Comienza la nueva campaña 2021-22 y como siempre con incertidumbre y este año con mucha más incertidumbre que otros años. Mientras que el año pasado se compraban naranjas verdes y se cogían camiones y camiones de naranja inmadura desde septiembre, y parecía que se iban a acabar las naranjas en diciembre, este año va todo más tranquilo.
Existen nuevos condicionantes que ahogan al sector citrícola, un exceso de oferta de países como Egipto, Sudáfrica o Marruecos que son capaces de disminuir los costes de producción y con ciertas dudas respecto a la aplicación de fitosanitarios no aptos en Europa y por tanto en la salubridad del producto, unido a una producción marcada por un verano muy cálido, estresante y seco, con calores prolongados hasta Septiembre y Octubre y las limitaciones por la sequia, han provocado una producción en la que el calibre no acompaña y la fruta está muy tardía, tardando mucho en conseguir contenidos de zumo, sabor y color adecuados. Por último, otro gran condicionante es la subida de precios, afectando a los agricultores con las subidas del precio de la luz, gasoil, abonos, transporte etc…
Viendo la coyuntura actual, se espera una campaña complicada con incertidumbre en el precio, en la que el precio del zumo tendrá un papel fundamental para hacer rentables las producciones actuales, hecho que no se espera ya que la industria del zumo, al igual que los especuladores entran en escena para saca tajada y aprovecharse del sector primario.
Ahora más que nunca es necesario modelos de venta como nuestra empresa bajo la marca LA HUERTA DEL TÍO PEPE, apostando por la venta directa al consumidor final y la venta de producciones locales de radio corto, eliminando intermediarios y apostando por la calidad, ahora solo falta que LOS CONSUMIDORES se den cuenta de estas premisas y sean lo que decidan que modelo triunfa, si buscar el precio y comprar cualquier naranja, dando igual el origen, la calidad y su salubridad o buscar naranjas de calidad producidas con las garantías sanitarias, recolectadas en el momento adecuado y beneficiando al agricultor.
Esperamos que el consumidor se dé cuenta y apueste por las naranjas locales, españolas, de calidad y lo más directo del agricultor posible y así garantizar la persistencia del sector agrario, en especial, el sector citrícola del valle del Guadalquivir.
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